Balance del segundo periódo para 9º A

Por Camilo J. Roper '95.

En el periodo se repitió la cifra de cinco estudiantes que finalizaron sin perder ningún área. Los 10 mejores del periodo no variaron mucho, pero se ha visto como aquellos que están fuera de esta selecta lista, intenta ingresar.

1º Camilo José Ropero Acosta
2º Carolina Alejandra Bastos Alvarado
3º Juan Felipe Amaya Rivera
4º Héctor Fabio Rincón Vergel
5º Sergio Andrés Peñaloza Ortiz
6º Jesús Eduardo Guerrero Rodríguez
7º Fredy Sebastián Pérez Silva
8º Ramón Alexis Quintero Pérez
9º Jesús Alberto López Manosalva
10º Juan Sebastián Herrera Sánchez

Finalizó el segundo período escolar, y los resultados académicos en general para todo el colegio no fueron los mejores. Se notó un bajo considerable en la actitud de los estudiantes, se ve como hace falta compromiso y responsabilidad por parte de ellos para cumplir con sus labores académicas y en otra parte el acompañamiento del padre de familia es fundamental para evitar el fracaso, ya que este debe estar al tanto de lo que sucede con sus hijos. En el preámbulo de la entrega de los boletines la señora rectora Nohora Claro Juro, dijo: «No voy a hablarles de la indisciplina, ni de los retardos, ni del uniforme. Voy a hablarles del rendimiento académico que ha bajado mucho».

Alumnos que reprobaron áreas en el 1º y 2º periodo. Observamos una comparación entre los dos primeros periodos del año 2009, y notamos que el curso no mantiene una estabilidad académica.

Como acabamos de observar en las anteriores graficas, las estadísticas nos muestran que 9º A no fue la excepción, durante el primer periodo el salón no ocupó un muy buen puesto entre los demás novenos, ya que es visto por muchos profesores como el salón mas indisciplinado y en donde se es casi imposible dictar clases, contando también es un de los salón con más numero de alumnos (40).

Para el segundo periodo bajó mucho el nivel académico con respecto al anterior, no se cumplieron los compromisos planteados en las asambleas de grupo realizadas cada quince días por el director de grupo, según lo estipula el nuevo Manual de Convivencia de la institución. Puede resaltarse que hubo una leve mejoría el área de ingles, ya que para el segundo periodo de los alumnos que reprobaron el área en el primer periodo solo el 41,9 % lo volvió a perder.

Este rendimiento académico tan bajo en nuestra institución, a parte de las causas ya dichas, se debe, a la forma cómo se viene calificando a los estudiantes, ya que el decreto utilizado (el 230 de 2002), en pocas palabras, esta acabando con la educación y esta volviendo al estudiante cada día más vago y graduando bachilleres mediocres, que pasan el año perdiendo más de cinco materias. Algo insólito, ya que el estudiante ya va predispuesto a dar lo mínimo y a conformarse no quedar en ese 5 % que pierde el año.

Debido a esta situación, y a las criticas e inconformidasdes con este decreto, el Ministerio de Educación Nacional entregó el 17 de abril de 2009 un nuevo decreto sancionado por el Presidente de la República el pasado 16 de abril, el 1290, que remplazará al 230 de 2002, el cual determinaba que la calificación debía hacerse por medio de logros y competencias individuales y que sólo un 5 por ciento de los estudiantes de cada grado podía perder el año. Ahora los colegio públicos y privados de Colombia tendrán plena libertad para manejar la evaluación y promoción de sus estudiantes de primaria y bachillerato. Los colegios de calendario B deben definir y hacer público su sistema antes del segundo semestre de este año y los de calendario A, que son la mayoría, deben aplicar el régimen a partir de enero de 2010.

Según la ministra de Educación, María Cecilia Vélez, si bien los colegios tienen libertad para calificar de acuerdo con su modelo pedagógico, están en la obligación de traducir esas notas a los estándares nacionales establecidos por esta Cartera, que son: desempeño superior, desempeño alto, desempeño básico y desempeño bajo.

El producto final es un decreto que les ordena a los colegios definir cómo será la evaluación de sus estudiantes en un diálogo con los padres, profesores y directivos. En cada colegio, debe haber un grupo de personas encargado de resolver inconformidades de los estudiantes o sus padres con las calificaciones. Pero la nueva autonomía que entregaron a los colegios también tiene críticos. La Federación Colombiana de Educadores (Fecode) ha vaticinado una anarquía educativa en la que cada quién terminará haciendo lo que quiera. A ese respecto, la ministra Vélez explica que habrá mecanismos para monitorear los resultados de cada sistema. “No vamos a evaluar los métodos que elija cada colegio porque eso no nos interesa. Lo que nos importa son los resultados”, dice. Según lo ordena el decreto, los métodos de calificación no están libres del todo. Deben obedecer a una escala definida en esa norma que consta de cuatro calificaciones: desempeño superior, alto, básico o bajo. Y eso permitiría tener un parámetro para cuando los estudiantes quieran pasarse de un colegio a otro, según comenta la Ministra.“Yo percibí en reuniones con más de 10 mil docentes de las regiones colombianas que el decreto 230 no representaba los intereses particulares de cada situación y, muchos educadores que tenían ideas interesantes para evaluar de otras formas acordes a sus necesidades, decían que dicha norma no se los permitía”, comenta Francisco Cajiao, experto en temas de educación que participó en las discusiones que soportaron la decisión de emitir el reciente reglamento. “La denominación de desempeño básico se entiende como la superación de los desempeños necesarios en relación con las áreas obligatorias y fundamentales, teniendo como referente los estándares básicos, las orientaciones y lineamientos expedidos por el Ministerio de Educación Nacional y lo establecido en el proyecto educativo institucional. El desempeño bajo se entiende como la no superación de los mismos”, explica el decreto. Con esto, si por ejemplo un colegio decide que su calificación es de 1 a 10, debe establecer qué rangos de números harían parte de la calificación de desempeño superior, cuáles del alto, cuáles del básico y cuáles del bajo. Además, cada tres años se harán evaluaciones en todos los colegios en los grados quinto y noveno, para medir cuáles se están quedando atrás en lo que enseñan y, por último, están las pruebas Icfes, que califican a los estudiantes al terminar su bachillerato. Y fuera de eso, las secretarías de educación de cada departamento tienen la misión de acompañar a los colegios en este proceso de definición de sus modos de calificación y de resolver problemas que se generen la manera seleccionada.

Esta nueva norma, además, da la facilidad de promoción de estudiantes a un grado superior cuando se considere que el alumno tiene suficientes habilidades para desempeñarse en un nivel más avanzado. Y cuando ocurre lo contrario, que el alumno no tiene rendimiento en el grado que cursa, la institución puede decidir poner al joven a que repita el año, pero garantizándole el cupo para que en el siguiente año siga en el colegio. El reto que se viene con este decreto para la educación es grande porque cada colegio puede tomar diferentes caminos: el de la tiranía o el de la alcahuetería. Como dice la ministra Vélez, lo que importan son los resultados y ahí el trabajo desde su despacho puede tomar dos rumbos también: el de atomizar la responsabilidad de la educación o convertirse en un verdadero acompañante y vigilante de lo que pasa en cada colegio.
Para la elaboración del decreto, se hizo con la participación de 48.968 personas entre docentes, padres de familia y estudiantes.

Ojalá para el próximo año, la institución opte por cambiar este sistema de calificación que tanto daño le hace a la educación en general, y más a la nuestra que ha tenido el reconocimiento por muchos años por ser uno de los mejores colegios de Ocaña.

Bibliografía:

http://www.semana.com/

Fotos: Roper '95.